La Ciudad Encantada es un paraje natural de formaciones rocosas calcáreas o calizas formadas a lo largo de miles de años. Se encuentra en Villalba de la Sierra, en el término municipal de Cuenca (España), en una amplia zona de pinares de la parte meridional de la serranía conquense y a una altitud de 1.500 metros. Está ubicada en una finca privada a la cual se puede acceder previo pago.
Fuente: entreblancosytintos (you tube)
Fue declarada Sitio Natural de Interés Nacional el 11 de junio de 1929. La acción del agua, el viento y el hielo ha hecho posible este fenómeno kárstico. La heterogeneidad de las rocas en cuanto a su morfología, composición química y grado de dureza es lo que ha permitido el desgaste desigual de las mismas por los elementos atmosféricos, dando como resultado una muestra sorprendente de arte pintoresco proveniente de la misma naturaleza. A las caprichosas y espectaculares formaciones existentes hay que sumar lapiaces, torcas y sumideros.
Conviene, antes de iniciar el recorrido por la Ciudad Encantada, asomarse al mirador de Uña, que dista apenas kilómetro y medio, y que constituye un soberbio balcón sobre el amplio valle del Júcar, ya a cuyos pies queda Uña y la laguna del mismo nombre.
Origen de las formaciones
Las formaciones rocosas de la Ciudad Encantada son formaciones de modelado kárstico, cuyo origen se remonta al período Cretácico, hace aproximadamente 90 millones de años. En el Cretácico, el mar de Thetis cubría gran parte de lo que actualmente es la Península Ibérica y la zona que hoy conforma la Ciudad Encantada formaba parte del fondo. Era una zona de aguas tranquilas donde existió una importante deposición de sales, principalmente carbonato cálcico, provenientes de los esqueletos de los animales de la zona y de la porción disuelta en el agua.
Al final del Cretácico, la orogenia alpina originó la elevación del terreno, pasando a formar parte de la tierra emergida parte de la superficie que antes eran fondo marino. Los bancos de carbonato cálcico convertidos en piedra caliza quedaron expuestos a los agentes atmosféricos, como la lluvia, los cambios de temperatura, y a los agentes biológicos, como la acción de los diferentes seres vivos, que fueron progresivamente erosionando la roca. La roca caliza es muy permeable y permite la infiltración del agua de lluvia. El agua, junto con la acción del anhídrido carbónico (CO2), disuelve la roca caliza aumentando aun mas su porosidad y formando en su interior galerías, dando como resultado las formaciones de karst.
La Ciudad Encantada es un karst muy avanzado donde gran parte de la roca ha sido disuelta, la mayor parte de las galerías se han derruido al caer el techo de las cuevas y quedan sólo en pie los bloques de las zonas de piedra más resistentes que adquieren por la erosión formas caprichosas.
Zona visitable
Existe un recorrido señalizado, de unos 3 kilómetros de longitud, de dificultad mínima, que se realiza en aproximadamente una hora, para visitar las diversas rocas y formaciones a las que se han dado nombres de animales y de objetos como el tormo alto (símbolo de la Ciudad Encantada), que se encuentra justo a la entrada del recorrido.
Todas las formaciones tienen un cartel que las define perfectamente, y las más representativas son:
El Tormo Alto. Monolito de 20 metros, milagro o juego de equilibrio, emblema de la Ciudad.
Los barcos. Tres enormes moles de piedra, una flota invencible anclada en la sierra.
El perro. Guardián de una ciudad petrificada, asemeja un fox terrier.
Cara del hombre. Monumental busto de nariz aguileña y boina.
Puente romano. Arco horadado en la roca, arquitectura natural.
La foca. Enorme figura imaginaria que representa una foca haciendo juegos malabares con su hocico.
Los Osos. Enormes pedruscos que recuerdan dos osos.
El tobogán. Estrecho y largo callejón rocoso de varios desniveles.
El mar de piedra. Plana y extensa superficie rocosa donde la erosión del agua creó formas que simulan olas y ondas marinas.
Lucha del Elefante y el Cocodrilo. Enormes y caprichosas rocas, asemejan la encarnizada lucha de un elefante que lanza su trompa a las fauces de un cocodrilo.
El Hipopótamo. Inmensa roca zooforma que recuerda un hipopótamo.
El Convento. Un arco ojival en una pared rocosa nos transporta a la edad media.
Los Hongos. Entre los pinos enormes bloques de piedra asemejan hongos gigantes.
El Teatro. En un escenario natural un curioso puente recuerda la embocadura de un teatro.
La Tortuga. La abertura en lo alto de una inmensa roca parece una tortuga con su cabeza fuera del caparazón.
Los Amantes de Teruel. Bloques de roca que parecen los bustos de un Hombre y una mujer intentando besarse.
La vegetación predominante en este paraje es el pino Mauricio, aunque también hay enebros, sabinas y zarzamoras. Además abunda el matorral, con tomillo y cantueso. En este entorno no es extraño encontrar águilas reales, buitres, ardillas, jabalíes o zorros.
Muy cerca, en la localidad de Las Majadas, se encuentran Los Callejones, una versión menos conocida y de menor envergadura de la Ciudad Encantada pero también interesante.
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