miércoles, 21 de julio de 2010

Machu Picchu (Perú)

Machu Picchu ("Montaña Vieja") es el nombre contemporáneo que se da a un antiguo poblado andino inca de piedra construida principalmente a mediados del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu en la vertiente oriental de los Andes Centrales, al sur del Perú.

Machu Picchu está en la Lista del Patrimonio de la humanidad de la UNESCO desde 1983, como parte de todo un conjunto cultural y ecológico conocido bajo la denominación “Santuario histórico de Machu Picchu”.
El 7 de julio de 2007 Machu Picchu fue declarada como una de las nuevas maravillas del mundo en una ceremonia realizada en Lisboa, Portugal, con la participación de cien millones de votantes del mundo entero.

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Para llegar hasta el Machu Picchu, el sistema más cómodo es mediante el tren que nos llevará desde Cuzco hasta el pueblo de Aguas Calientes. Cuatro horas de viaje en el que cruzaremos por impresionantes paisajes, y en el que veremos cómo, en su subida, vamos dejando a nuestro pies la ciudad imperial de Cuzco. Una vez en Aguas Calientes, habremos de tomar uno de los autobuses que continuamente parten hacia el santuario. Tras unos 20 minutos de tortuoso camino, nos encontraremos a las puertas del Machu Picchu .


El sitio era conocido como Picchu, Piccho, o Picho, durante la época colonial y constaba de dos partes: Machu ("viejo") y Wayna ("joven"). Picchu quiere decir "cerro" y, por lo tanto, el nombre es simplemente descriptivo. Bien pudo ser Patallaqta ("pueblo en lo alto"), que era el "pueblo" o la "casa" donde se guardaba la momia de Pachakuteq. En la ciudadela de Machu Picchu vivían pocas personas -probablemente no más de 200 o 300-, y, si la sospecha es cierta, todas ellas eran de alto rango y estaban ligadas al linaje del Inca; es decir, eran descendientes del fundador del Tawantinsuyu. 


Esta maravilla es un asentamiento que los Incas construyeron durante el siglo XV, al parecer como mausoleo para Pachakuteq, el fundador del imperio Tawantinsuyu. Esta ciudad mausoleo presenta grandes edificaciones de piedra que se reparten entre el barrio alto o Hanan y el bajo o Hurín.
  •   En el barrio alto nos encontramos el Templo del Sol, algunos palacios y sobre todo, el Intihuatana, un monumento desconocido del que no se sabe bien si es un altar, un reloj solar o un observatorio astronómico
Recinto curvo del Templo del Sol o Torreón
  • En la parte baja se concentran las edificaciones más pobres, casas, talleres… Entre la parte alta, la considerada “santuario” y la baja, hay conexiones en forma de caminos y estrechas callejas, casi siempre en forma de escalinatas, que se entrecruzan en las conocidas terrazas. Un muro parecía rodear y separar a la parte de los edificios y templos donde se celebraban los ceremoniales.
Vista del conjunto de los Morteros

Pero quizás, la parte más impresionante, se encuentre en la zona norte del Santuario, en la parte alta de la ciudadela. Detrás de la roca sagrada, hay una escalinata que sube hasta el Wayna Picchu, la Montaña Joven. 

Merece la pena el esfuerzo de atravesar la colina conocida como Uña, y trepar por los difíciles escalones tallados en la misma montaña, para alzarse en la cima, y admirar desde allí el bellísimo paisaje que se extiende a nuestros pies. Allí, a una altura de 2.720 m. sobre la piedra labrada de la “Silla del Inca”, veremos extendidos a nuestros pies todo el santuario del Macchu Picchu como si se tratara de una estampa fotográfica robada al tiempo; y mucho más abajo, todo el cauce del río sagrado del Urubamba y los valles y quebradas que forman la Cordillera de los Andes.


Vista de la ciudad perdida de los Incas, con el Wayna Picchu de fondo.


El santuario de Machu Picchu está en medio del bosque y tiene pocos espacios planos, de modo que para cultivar hubo que deforestar y construir terrazas. Según estudios recientes, aparte de maíz, también se sembraba coca en los andenes que rodean a la ciudadela. Del mismo modo, pudo cultivarse frutales y tubérculos de los tipos que todavía hoy se siembran en la zona, incluyendo la yuca y el camote. 



Machu Picchu visto desde Huayna Picchu

Tiene un clima constante, templado, que oscila entre los 10 y los 21oC, con las temperaturas más bajas en las mañanas y las más altas al mediodía, y sin grandes cambios en el curso del año. Se trata de un ambiente húmedo, característico de esta sección oriental de los Andes

El santuario de Machu Picchu está dividido en dos grandes sectores -uno el sector agrícola y el otro el urbano, o la ciudadela- de los cuales el primero rodea al segundo. Podríamos considerar el cerro Wayna Picchu como un tercer sector. 

El sector urbano estaba rodeado de medios que impedían el acceso al santuario, como el muro de defensa y la profunda y ancha zanja, o foso seco, que rodeaban todo el conjunto, no como parte de una fortificación militar, sino como una forma de aislamiento ceremonial restringido.
Vista exterior del Templo de las tres Ventanas

El sector agrícola
La ciudadela de Machu Picchu está rodeada de terrazas agrícolas, algunas más vistosas que otras, de tal modo que la agresiva y desigual pendiente del cerro se transforma en una superficie escalonada que cubre los desniveles de las laderas con terrazas totalmente planas. Como estas siguen las curvas de nivel, sus contornos sirven, además, para redibujar con líneas firmes

En hanan, que está al oeste, se sitúan los espacios sagrados más vistosos, como el mausoleo real, que contiene el torreón y la cripta; el palacio real; el templo mayor, y una plataforma piramidal que alberga una escultura conocida como intiwatana ("reloj solar").

Intiwatana o reloj solar

Cerca del ingreso al santuario, en el extremo suroeste, hay otro grupo de edificios y, además, un espacio rocoso que en sus tiempos sirvió de cantera.
Templo Principal
                          
Las construcciones incaicas se caracterizaron por adaptar sus formas a las condiciones del terreno sobre el cual se asentaron. Reservaron los suelos planos naturales para los campos de cultivo, y trasladaron los usos de vivienda u otro tipo de construcción a los terrenos en laderas. 

Así, la mayor parte de sus obras de uso no agrícola fueron hechas en terrenos rocosos, irregulares o en pendientes no cultivables. Es más, cuando faltaban terrenos planos -como es propio en la mayor parte del territorio cordillerano- los habilitaban en forma de terrazas, y produjeron artificialmente campos eficientes para el cultivo y para la vivienda. 

Machu Picchu no es, pues, un caso excepcional. Por eso, tanto este sitio como la mayor parte de los asentamientos incaicos están construidos sobre terrazas y aparecen escalonados, con sus senderos y redes de comunicación convertidos en escalinatas.
Llama inca en lo alto de un cerro

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